12/22/2013

MAS SOBRE EL DIALOGO POLÍTICO
Por Carlos M. Añez
21 de Diciembre 2013
La reunión de Maduro con los alcaldes recién elegidos ha provocado opiniones que señalan lo bien que resultó. Ciertamente hay que contentarse, como dice un comentarista, con que, por primera vez, Maduro no haya insultado y amenazado a los alcaldes de oposición pero a mí me parece que eso debería ser lo normal sin que se merezca elogio alguno. Ademas, habrá que ver si el intercambio de posiciones que parece haber ocurrido se refleja posteriormente en hechos y comportamientos concretos con respeto de la Constitución y cumplimiento de las leyes.
Otros comentaristas dicen que la situación actual es tal que no se pierde nada con intentar conversar y que, en todo caso, hay que hacer algo. Al mismo tiempo preguntan “¿…y entonces, que hacemos? ¿…no hacemos nada? … hay que evitar la violencia… los militares apoyan al gobierno… un levantamiento sería suicida…”. En respuesta habría que a la vez preguntar “¿Qué hacemos para qué? ¿De qué están Uds. hablando?” Obviamente, si preguntan ¿qué hacemos? Imaginamos que están preguntando ¿Qué hacemos para cambiar el gobierno por otro que respete la Constitución y no abuse del poder? No puede ser que la pregunta sea de qué hacemos para que dejen trabajar a los alcaldes elegidos o que hacemos para que no insulten. El dialogo que es necesario es uno en el que se negocie regresar a una situación verdaderamente constitucional pero ese es el dialogo que no parece posible, dada la naturaleza de la base del poder político en Venezuela.
Ademas de la inconstitucionalidad de la elección de Maduro por doble nacionalidad, por haberse mantenido como vicepresidente hasta las elecciones y por el propio fraude electoral, este es un gobierno de facto que se mantiene en estado de inconstitucionalidad por numerosas y sostenidas  infracciones a la Carta Magna. La lista es larga: prolongación ilegal del periodo de magistrados del TSJ, de los rectores del CNE y del contralor; creación y mantenimiento de la milicia; expropiaciones de tierras y empresas sin cumplir los pasos legales y sin indemnización; usurpación de funciones del Poder Estatal (gobernadores) y del Municipal (alcaldes); creación de cargos regionales paralelos; innumerables casos de prisión sin juicio y allanamientos sin control judicial; violación de la independencia del Banco Central; formulación fraudulenta del presupuesto nacional; manejo de fondos públicos sin control alguno; y una larga colección de etcéteras. A todo eso se le agregan las violaciones a los principios de la Constitución como el respeto a los derechos humanos, el pluralismo, la democracia, la participación y la descentralización que son violados cotidianamente por el gobierno y a esto se unen las rendiciones de la soberanía nacional a favor de Cuba, Guyana y otros Estados de su conveniencia.
Ante un palmarés como ese no se puede considerar a este gobierno como dispuesto a una negociación creíble y de buena fe. Pero además, aceptando que de facto es quien detenta el poder y por lo tanto es a quien le corresponde enfrentársenos ¿para qué negociar? ¿Qué esperamos obtener de esa negociación? ¿Acaso hemos obtenido algo de las peticiones populares de no politizar la educación, de liberar a los presos políticos, de controlar la delincuencia, de sacar a los cubanos del poder, de no destruir empresas productivas con las expropiaciones, etc etc etc? … y lo más importante ¿tenemos esperanza de ganar concesiones respecto a frenar la inconstitucional instalación del socialismo y la cubanización de Venezuela? Yo les dejo a mis interlocutores la tarea de responder esas preguntas aunque obviamente tengo mis propias respuestas.
Prevalece sin embargo la pregunta que nos hacen de: ¿…y ahora que podemos hacer? Tengo algunas ideas que pueden contribuir a definir una estrategia política de lucha para la oposición pero, eso es más bien la tarea de los líderes. No creo valido que a simples comentaristas del acontecer político se nos planteen las preguntas fundamentales. Sin embargo,  se debería comenzar por dilucidar claramente cuál es la fuente o la base del poder político en Venezuela para por lo menos orientar la acción política en esa dirección.
En mi opinión, esa fuente es, como lo argumenté en mi artículo anterior, el acceso incontrolado a los recursos públicos. Es con la inmensa montaña de dinero que ha generado el petróleo venezolano con la que el régimen chavista ha comprado tanto los votos de la mitad de los votantes como los apoyos de los militares, en lo interno y los de regímenes aliados, en el exterior. Es con esos dineros con los que el régimen ha financiado sus campañas electorales, la consolidación de su hegemonía comunicacional, las decisiones judiciales favorables, las compras de armas inútiles, los contratos de obras con empresas extranjeras y el sostenimiento anti histórico del régimen castrista sin olvidar los dispendiosos gastos de oropel para refuerzo del ego que se han efectuado a la vista de todos.
Toda acción política o económica que directa o indirectamente debilite el acceso del régimen a los recursos públicos va al objetivo central de reducir el apoyo que dan al régimen quienes dependen de la ilegal liberalidad oficial sean ellos militares o civiles, nacionales o extranjeros. El apoyo que recibe el régimen no se origina en una ideología o en una religión o en principios filosóficos. El apoyo es comprado. Si las dadivas y las prebendas cesan, cesaría el apoyo. Por eso es tan importante, exigir la designación constitucional del contralor, de los magistrados del TSJ y del fiscal. Ese tema si vale la pena negociarlo. Por eso también es importante la actividad en las comisiones de la Asamblea Nacional de finanzas, contraloría y similares. Por eso es necesaria la acción política en el terreno sindical para llevar la demanda de recursos para reivindicaciones de los trabajadores a un nivel que compita con los gastos de compra directa de apoyo político. Puede que esta idea suene ingenua y que merezca que algunos digan que la oposición no tiene suficiente poder en Venezuela para ni siquiera preocupar al régimen del riego de perder su control absoluto sobre los dineros públicos. Habrá incluso quien se sonría ante este planteamiento. Sin embargo, la vigilancia, la denuncia, el reclamo, la protesta sobre el tema y el mero hecho de demostrar atención a como se asignan los recursos a los diversos intereses de la sociedad divulgándolo entre la población tiene un efecto que puede crecer, pero sobre todo son esfuerzos que se enfocan en lo importante, en la base del poder.

Por último, no debe olvidarse que una política orientada a ese tema se repotencia fuertemente con los propios problemas creados por la incompetencia administrativa y el desquiciamiento financiero del gobierno. El endeudamiento público y el deterioro de la economía venezolana hacen que los recursos disponibles se reduzcan inevitablemente por lo que si la acción política logra reducir algo el acceso libre a los que quedan, el debilitamiento del régimen será incontenible. 

12/18/2013

DIALOGO POLÍTICO EN VENEZUELA
Por Carlos M. Añez
Diciembre 2013
Se está hablando con insistencia de la necesidad de un dialogo entre los dos polos políticos venezolanos. Eso sería perder el tiempo. Un dialogo es una negociación para examinar en que aspectos se puede coincidir y en cuales es necesario que ambas partes cedan posiciones para establecer un ámbito de paz, convivencia y hasta cooperación. Como en una democracia, por cierto. Se participa en un dialogo cuando se ve la posibilidad de alcanzar acuerdos. Si no existe esa posibilidad, el dialogo puede más bien exacerbar la controversia y el pleito, a menos que la intensión subyacente sea una hipócrita operación temporal de reducción de la presión y del crispamiento político. En pocas palabras el dialogo no tiene sentido si no se lleva a cabo de buena fe.
Creo que hay tres campos de análisis que son indispensables antes de correr a sentarse en una mesa de negociación. Primero hay que saber con quién hay que negociar (…yo ya abandono el eufemismo de “dialogar”).  Negociar con voceros inocuos sin poder o con títeres parlanchines no lleva a nada como no sea a la vergüenza. En Venezuela la oposición tiene mejor definida su representación y vocería que el gobierno. Con la desaparición del jefe lo que quedó fue una coalición de grupos con orígenes y posiciones definitivamente no congruentes. Lo que tienen entre ellos es un área de intereses temporalmente común que los hace capaces de operar políticamente con una identidad aparentemente bien definida. Sin embargo, eso no quiere decir que negociar con quienes aparecen formalmente como sus líderes conduce a acuerdos con toda la coalición.
En la realidad la coalición de gobierno está compuesta por los militares, que son quienes verdaderamente tienen el poder; los operadores políticos, que son quienes están encargados de la parte sucia del negocio incluyendo los insultos, la violencia callejera y la parlamentaria; los ideólogos, que son los que todavía creen que están en un proceso revolucionario marxista en beneficio del proletariado y que son los que dan los eslogan y el palabrerío que haga que el gobierno suene revolucionario;  los “técnicos administradores”, que son los encargados de manejar los negocios de la mejor manera capitalista que conocen para generar los dineros que se necesitan; los “boliburgueses” que son los encargados de repartir la grasita necesaria para que no vayan a tumbar al gobierno; y los cubanos.  Los verdaderos plenipotenciarios son los militares y los cubanos pero ellos no se van a sentar en una mesa a dialogar con la oposición. Así que dialogar con cualquiera de los otros grupos es hablar con segundones que no deciden las cosas importantes. En conclusión, no hay con quien negociar.
El segundo campo de análisis es qué agenda temática pudiese ser acordada para esa negociación (…claro, suponiendo que se logren interlocutores válidos y plenipotenciarios). Me imagino que en la mente de quienes están proponiendo el dialogo está la idea estratégica general de convencer al gobierno de dejar de abusar del poder y no seguir violando la Constitución. De eso se derivaría la posibilidad de limpiar e independizar el resto de poderes del Estado para que sean ellos quienes controlen lo que el gobierno haría después de terminada la negociación. Pero ¿hay alguien que en su sano juicio tenga esperanzas de que ese tema llegue a formar parte de la agenda de negociación en la Venezuela de hoy? En situación normal, tal acuerdo no representaría amenaza alguna al ejercicio del poder central. Sin embargo, ¿alguien cree que los plenipotenciarios lo aceptarían? ¿Alguien ha visto alguna señal de que esa agenda se pueda acordar? Además, si así fuese y se acordase, ¿se puede creer que posteriormente los inevitables problemas y controversias serían resueltos por un sistema judicial independiente y que no habrá una fiscalía que cuando sea requerido por el gobierno levante de la nada acusaciones contra los alcaldes y líderes de oposición?  Obsérvese que no hemos mencionado temas más sencillos que podrían ser negociados como por ejemplo, dejar quietos a los alcaldes elegidos y darles el presupuesto que les corresponde o elegir los miembros del “Poder Moral” por consenso negociado. Cosas así, sencillitas, pero que no parecen tener chance de ser ni siquiera discutidas. … Total es, que una agenda de la negociación tendría que ser muy aguada para tener chance de al menos llegar a la mesa.
El tercer campo de análisis está constituido por los aspectos contextuales de la negociación. Es decir, los que definen cómo es el momento histórico en el cual se está planteando la negociación. Veamos. ¿En que andamos?  Según el gobierno se está construyendo el socialismo. En los hechos lo que se ha visto es la destrucción de lo que era una economía subdesarrollada pero relativamente moderna y dinámica para ser sustituida por nada. En la práctica, lo que han hecho es arrebatar los activos industriales y comerciales a sus legítimos dueños para entregárselos a un rebaño de mediocres, arribistas, ladrones y lumpen politiqueros que los han simplemente arruinado irreversiblemente. Igualmente ha sucedido con los contratos públicos, las licencias de importación, las divisas preferenciales y demás prebendas oficiales, que se les ha entregado a la boliburguesía.
Si, siguiendo a Merton, nos preguntamos cuales han sido las “funciones latentes” de tal comportamiento, nos daremos cuenta de que en el fondo lo que se ha hecho es comprar apoyo político distribuyendo convenientemente los recursos robados y el ingreso petrolero entre los “grupos esenciales” de la coalición, como dice Bueno de Mezquita. En otras palabras, el arte del jefe consistió en convencer a los ideólogos que se está construyendo la sociedad ideal marxista y a los operadores políticos que se está en una revolución mientras se le metía la mano a los recursos públicos para remunerar a los que en la realidad lo sostienen en el poder. Remuneración sin la cual el apoyo se detendría.
De todos modos, si el gobierno tiene como norte la construcción del socialismo (de tipo cubano, obviamente) entonces no puede negociar (es decir, dar concesiones) en relación a los pasos esenciales de estatización y control que está avanzando y si en efecto, el uso de los dineros públicos para mantenerse en el poder es su verdadero camino, pues mucho menos puede negociar.

Esta interpretación del proceso histórico que está viviendo Venezuela conduce a la conclusión de que una negociación entre los dos polos políticos prevaleciente no tendría ningún resultado concreto en este momento pues la base estructural del poder no puede ser llevada a la mesa de discusión sin destapar toda su fealdad e inmoralidad y los cambios que se necesitan, incluyendo el obvio y obligatorio respeto de la Constitución,  implican la pérdida del acceso irrestricto a los tesoros públicos por parte del polo gobernante lo cual es precisamente la única base  en la cual se apoya. 

1/31/2013

 Los reclamos a J.A. Abreu         

Por  CARLOS M. AÑEZ                                                                                                             29 ENERO 2013

Varios escritos nuevos circulan por ahí tomando posición de crítica contra Jose Antonio Abreu y Gustavo Dudamel por haber atendido eventos oficialistas y haber tenido expresiones de cortesía y agradecimiento hacia las autoridades gubernamentales venezolanas. Digo hoy, como dice uno de los autores, que “Existen artículos que hubiera deseado no tener que escribir” … y aquí va entonces mi reacción a tales desplantes.
En una de las cartas, un ex miembro del cuerpo consular venezolano, por lo tanto supuesto conocedor de las normas y convenciones que se aplican en las relaciones diplomáticas, presenta una colección de ideas incompletas, sin mucha ilación, con las que intenta articular una crítica a las expresiones de Abreu en el concierto en solidaridad con Chávez que se celebró recientemente, las cuales obviamente fueron de elaborada cortesía. No se entiende por qué la mención por parte de Abreu a la “perenne gratitud” y a las “plegarias por la recuperación” de Chávez impulsan al ex cónsul a escribir su artículo – que, entre paréntesis,  él hubiera deseado no escribir! - pues más adelante reconoce que “Ambos (imagino que son Abreu y Dudamel!)  tienen derecho a ser chavistas si es el caso, eso hay que respetarlo y no disminuye en nada su talento”.
De todos modos, ese tipo de expresiones en relación a la enfermedad de Chávez, lo han ofrecido desde jefes de estado hasta simples miembros de la oposición política venezolana. Por otra parte, como lo debería entender un ex cónsul, es simplemente “de estilo” usar una retórica alabanciosa y zalamera en los eventos oficiales a los que concurran no solo aliados sino también representantes de incluso los más antagónicos estamentos políticos. Todo ello, por supuesto, para facilitar la comunicación y evitar controversias inútiles. Es más, se transforman en noticias los raros actos que no cumplen con tal “estilo” como fueron el famoso “¿Por qué no te callas?” del Rey Juan Carlos o los esguinces de la Merkel para evitar el encuentro con Castro hace poco en Chile.
Reconociendo de seguidas que Abreu es muy probable que no sea chavista, el autor pasa a recordarle al propio Abreu (!!!) que el sistema ha sido apoyado por todos los presidentes desde 1975 y de paso, le dice que “Su orquesta, es de todos los venezolanos, es su legado al país entero y no a una parcialidad que desea excluir a la otra mitad.”
Es increíble que tal posición no le impida al ex cónsul proferir inmediatamente su acusación así: “… participar en ese acto destinado a legitimar el mayor atentado que ha tenido el sistema constitucional venezolano en estos últimos años, es una responsabilidad muy grande, utilizar para ello la representación de los 400.000 jóvenes y niños que forman parte de las orquestas, mancha su impecable trayectoria y de verdad es una lástima.”.  Es muy impresionante que un profesional de la diplomacia reaccione de esa manera tan ingenua, visceral e irracional frente a estos hechos.  Que grandes masas de población sucumban ante el canto del populista que como el flautista los lleva al despeñadero es terriblemente doloroso y angustiante pero que además los  profesionales de la acción de Estado se obnubilen y reaccionen como cualquier provinciano y no elaboren intelectualmente ni siquiera las ideas que ellos mismos escriben, es patético y deprimente.
Precisamente que la “…orquesta, es de todos los venezolanos…” y que ellos son los representantes de los 400.000 jóvenes y niños venezolanos es lo que debe hacer que Abreu y Dudamel actúen con el máximo de prudencia (por no decir hipocresía) diplomática. Comenzando por reconocer que muy probablemente en esa masa de muchachos y sus familiares hay chavistas como en toda Venezuela que tienen tantos derechos como los antichavistas y manteniendo presente que alienar en nuestra contra a un gobierno abusivo, ilegal y amenazante como el que tenemos es simplemente locura, no es justo ni racional poner en peligro el apoyo oficial que se recibe por llevarse el punto de hacer desaires y ofender inútilmente.
¿Sabrá el ex cónsul que “El sistema” está definido oficialmente así: 
La Fundación Musical Simón Bolívar (FundaMusical Bolívar) es el Órgano Rector del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, conocido también como El Sistema. Es una obra social del Estado venezolano fundada por el maestro José Antonio Abreu para la sistematización de la instrucción y la práctica colectiva de la música a través de la orquesta sinfónica y el coro como instrumentos de organización social y desarrollo comunitario. FundaMusical Bolívar está adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.”?
¿Se dará cuenta de que en un dos por tres el gobierno chavista lo puede mandar a freír monos? 
Es evidente que los críticos de Abreu están movidos por una profunda rabia hacia lo que el chavismo le ha causado a nuestro país. Sienten desilusión porque un líder querido y admirado como Abreu no declare públicamente su solidaridad con la oposición política. En otro de los escritos que han circulado una señora venezolana le reclama que cuando ella le ha recordado el apoyo que la Creole Petroleum Corporation le dio en los inicios de su proyecto, Abreu se queda “paralizado y sin habla” lo cual ella interpreta audazmente como un intento del Maestro de “tapar el pasado”.  No se entiende por qué Abreu estaría interesado en tapar el pasado pero la señora afirma que es para falsear la fecha de fundación de “la orquesta” y hacerla coincidir con el periodo chavista.  ¿la señora estará informada de que en el Sistema hay cinco orquestas principales, numerosas orquestas regionales además de bandas, ensambles, coros y grupos musicales que hacen difícil saber cuál de las actuales es la orquesta que fundó Abreu hace 40 años y que recibió la ayuda de la Creole?  Ademas, ¿qué importancia tiene eso?  ¿Por qué eso se vincula con el trato que se da Abreu con el Gobierno?  ¿Por qué insultar a Abreu insinuándole que “tiene amnesia”, que esta “enconchao”, que ha “caído bajo” y que se “hunde en la indignidad”?  Qué barbaridad!  Qué rabia subyacente!  Que insolente arrogancia!
La “decepción” que sufren el ex cónsul y la señora proviene probablemente de su encuentro con el poder político omnímodo de esta dictadura,  lo cual no es para menos. A lo mejor, Abreu está también decepcionado pero tiene que tragarse sus sentimientos porque él tiene la responsabilidad de lograr el bien para los 400.000 muchachos y el público en general.  ¡Qué fácil es decir como Mussolini:  “Armiamoci e ándate alla guerra” (“Armémonos y andad a la guerra”)!